El Neymar de los huevos de oro

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El juego de palabras en el título es intencionado y tiene varias lecturas. Después de dos años siguiendo a Neymar, el FC Barcelona ha fichado al brasileño. No ha sido fácil. En 2011 se produjo la eclosión de este jugador y fue el Madrid, por medio de su Presidente, el que primero golpeó, llegando a pasar reconocimiento médico con el club blanco. En esos momentos, Sandro Rossell, en una astuta maniobra, y haciendo uso de sus contactos en Brasil, torpedeó la operación, garantizándose además un acuerdo por el cual el jugador se comprometía a jugar en el Barça en caso de abandonar su club al finalizar su contrato en 2014. No obstante, se habla de la existencia de un contrato por el que, si el jugador acababa recalando en algún otro club, tendría que indemnizar a la entidad catalana. Conjeturas aparte, la realidad es que al final el ya ex-jugador del Santos se enfundará, desde la próxima temporada, la elástica azulgrana. Pero surgen voces (autorizadas y no tanto) que cuestionan la idoneidad de fichar a Neymar, y se plantean varios interrogantes.

El primero viene dado por la planificación deportiva del Barcelona. Durante toda la temporada se ha hablado de los desajustes defensivos y de la necesidad de contratar un central de primer nivel que garantice no solo un alto rendimiento, sino también una mayor competitividad en la zaga y, por tanto, suba el nivel de los que ya están aquí pero, por distintos motivos, no han rendido cómo se esperaba de ellos. La debilidad en jugadas de estrategia hacía pensar que un defensa alto, y que vaya bien por alto, era la prioridad en este mercado de verano (dicho por el propio Tito Vilanova). Se barajan muchos nombres, pero lo que cabe preguntarse es el tipo de central que se busca: ¿uno técnico y buena salida de balón o uno rápido y que se anticipe bien?

En segundo lugar entran las posibles bajas en la delantera. Parece que Villa es el que más papeletas tiene para abandonar la disciplina culé este verano. La cuestión es que Neymar tiene unas características muy distintas a las del Guaje. Si éste se va y nadie le sustituye, la delantera azulgrana estará compuesta por extremos (contando con que Messi era originalmente extremo derecho), pero ningún jugador de area, cazagoles y que vaya bien de cabeza. Se habla mucho de que el mejor Plan B es ejecutar bien el Plan A, pero resulta que cuando mejor ha funcionado el Plan A ha sido cuando en la delantera ha habido jugadores con la portería contraria entre ceja y ceja, y que con el mismo ahínco presionaban la salida de balón del contrario. En este aspecto parece que el equipo ha dado un paso atrás.

Otra cuestión son los egos. Johan Cruyff  ha dicho recientemente que no es conveniente juntar a dos gallos en un mismo gallinero. Cabe recordarle que Neymar ya no lleva cresta y, por sus declaraciones, parece que tiene bastante claro dónde se mete. El Barça actual tiene un líder indiscutible sobre el terreno de juego, que es Messi, pero además está bien escoltado por jugadores de referencia mundial, y campeones de todo, como Xavi e Iniesta. Si la adaptación es buena, la samba podría estar de vuelta en un Camp Nou que recuperó su esplendor, no hace tantos años, gracias a otro brasileño: Ronaldinho, quien apadrinó al argentino desde que puso un pie en el primer equipo. En este caso le tocará al cuatro veces Balón de Oro ser el que transmita su experiencia.

Por último está el marketing. Hay jugadores que tienen tanto tirón fuera como dentro de los terrenos de juego, y ahí Neymar es hoy en día uno de los más cotizados. Uno de los objetivos de esta directiva, además de recortar en gasto, era ampliar las fuentes de ingresos del club. En este caso no queda muy claro si los derechos del brasileño serán compartidos con el Barça, pero lo que está claro es que el hecho de militar en las filas azulgrana servirán al club para abrirse hueco en nuevos mercados, especialmente el brasileño, y promocionar la marca Barça aún más. «Neymarketing», como le llaman algunos, podría convertirse en la nueva gallina de los huevos de oro en el mundo del fútbol y, si un equipo puede salir beneficiado de ello, no es otro que el equipo para el que juegue.

José Robles.