Neoclásico

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Llega el primer clásico de la temporada aunque, a juzgar por el ruido mediático, más pareciera un partido más. Quizá nos hayamos acostumbrado en los últimos años a que el ruido externo le quite protagonismo al espectáculo.

Se enfrentan dos nuevos técnicos en los banquillos, que presentan trayectorias harto dispares y filosofías de juego casi opuestas. Por una parte el Tata debuta en Europa y, a pesar de las críticas propias que siempre aparecen ante lo desconocido, ha protagonizado un arranque de temporada espectacular, con un título e invicto y líder tanto en Liga como en Champions. Ancelotti, por su parte, ha heredado un equipo que vivía en un ambiente crispado y cuya tarea, más allá de lo futbolístico, se ha centrado en la de devolver la cordura a los blancos. Además, y teniendo en cuenta todo esto, más el ambiente enrarecido tras el caro fichaje de Bale y sus problemas físicos, llegan a solo tres puntos en la clasificación.

En los terrenos de juego también hay novedades. El ya mencionado Gareth Bale, fichaje más caro de la historia, que viene para aportar por la banda derecha lo que Cristiano aporta por la izquierda: verticalidad y gol. El Barça, por su parte, contará con Neymar Jr., que tras protagonizar una adaptación rápida y efectiva al equipo, debe dar un pasito más al frente y plasmar su descaro y capacidad de liderazgo con algún gol o jugada que le ratifique definitivamente como crack.

Las sensaciones también son diferentes en ambos equipos. El Madrid, que empezó con dudas de juego y resultados, parece haber encontrado la dinámica ganadora y los ánimos, tanto de jugadores como aficionados, están por las nubes. En cuanto al Barça, invicto hasta ahora, los jugadores se amparan en los resultados para defender sus opciones, mientras que la afición se divide entre el optimismo y la crítica a un juego algo más estático y falto de mordiente en los últimos partidos, lo que ha costado sendos empates.

También pueden darse sorpresas en las alineaciones. Los entrenadores que cuentan con plantillas tan amplias y de tanta calidad siempre se excusan diciendo que, pongan a quien pongan, estarán cometiendo alguna injusticia. La verdad es que si miramos al cuadro blanco, parece que Bale ya está en condiciones de jugar, pero Di María está siendo determinante. Por parte del Barcelona, el regreso de Puyol hace que Bartra, probablemente el central más en forma, pierda opciones de jugar. En el centro del campo, no parece que la falta de fondo físico de los bajitos vaya a provocar ningún cambio en busca de más músculo. Arriba parece claro que el acompañante de Neymar y Leo será Alexis, aunque la última probatura de Martino en Milan, colocando a Cesc de falso 9, con Messi por la derecha Y Neymar por la izquierda, podría dar pistas de un posible cambio.

Y no nos olvidamos del palco. Ambos presidentes navegan entre dos aguas. Mientras a Florentino le crecen los enanos, especialmente con la falta de resultados deportivos, que contrasta con las grandes inversiones en jugadores, Rosell no parece terminar de convencer en su ánimo por unificar el sentimiento culé y no falta quien critica la falta de previsión y la mala planificación de la plantilla.

Nuevos artistas y protagonistas, en un momento distinto, pero todo con reminiscencias pasadas. Esto, más que un Clásico, es un Neoclásico.

José Robles.

Todo sigue igual en el Barça

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Ha llegado un nuevo entrenador, amante del estilo Barça y lleno de entusiasmo ante la lotería más grande que podía tocarle. Pero la plantilla es prácticamente la misma que la pasada temporada no fue capaz de vencer a ninguno de los grandes con los que se enfrentó.

Durante dos años se ha visto cómo el equipo había abandonado la presión asfixiante en la salida del contrario, algo que el Tata Martino quiere recuperar y que, por ahora, no termina de verse 100%.

En estos mismo dos años la defensa ha ido perdiendo jugadores que habían sido fundamentales en la consecución de los títulos. Se habla mucho del central, y es verdad que al menos uno hace falta. Pero no es menos cierto que en el centro del campo ha habido auténticos pulmones, como Keyta y Toure, o jugadores con oficio para cortar las contras con faltas tácticas, como Deco.

Estamos probablemente ante una de las plantillas más descompensadas y con menos músculo de los últimos 10 años. Al menos, el entrenador tiene la intención de hacer rotaciones para no llegar fundidos a final de temporada.

Otro de los problemas que se comenta mucho en foros es la falta de ‘punch’ arriba. Nadie cuestiona la efectividad de Messi pero, mientras antes jugaba con delanteros que metían más de 20 goles por temporada, ahora lo hace con tíos que no llegan a 10. Parece que Neymar puede dar algo más en este aspecto, pero podría no ser suficiente. El equipo se estrella una y otra vez contra defensas cerradas, y es entonces cuando nos acordamos de jugadores que vivían con la portería entre ceja y ceja, como Eto’o, Henry o Larsson.

Nadie sabe qué fue del Pedro que entró en el primer equipo a base de toque, desmarques y goles. Sentó en el banquillo al mismísimo Henry y ahora su jugada favorita es pasarla hacia atrás. El caso de Alexis es distinto, ya que nunca había sido goleador y, por tanto, no se le puede exigir esa efectividad, pero sí que era desequilibrante y se le presuponía una gran calidad individual. Sin embargo, aún no se le ha visto desmarcarse con ventaja sobre los defensores.

Algo ocurre en el equipo, difícil de explicar, pero dista de ser el rodillo que fue y, a pesar de la loable intención del nuevo entrenador, probablemente no llegue a serlo, al menos esta temporada. Savia nueva y más cojones sobre el campo son necesarios. Opino que Song, que hasta ahora siempre ha sido correcto jugando en su posición, debería contar con más presencia en el centro del campo. Es rocoso y además no tiene mal toque, de hecho, se le ve muy buena intención en el último pase. Quizá sea un jugador interesante para darle al equipo la verticalidad que le falta, junto a Fábregas.

José Robles.

David Villa maravilla a los atléticos

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Se hablaba mucho de la posible marcha de David Villa al fútbol inglés. De hecho, tanto Arsenal como Tottenham estaban realmente interesados y habían presentado ofertas bastante superiores a la del Atlético de Madrid. Al final, sin embargo, ha sido el club de la capital el que se ha llevado el gato al agua. En este caso, según cuentan, ha pesado la preferencia del Guaje por quedarse en España.

Este traspaso parece un negocio redondo, al menos para el Atlético, cuyos aficionados ven cómo el mayor goleador de la Selección y uno de los mayores goleadores españoles de la historia, va a defender su camiseta durante 3 años (al menos según su contrato). Y todo por 5 millones de euros (siempre que cumpla su contrato).

Los colchoneros han perdido al Tigre, pero nuevamente parece que aciertan en el fichaje del 9 (o el 7, si es que Villa conserva el número que tanta suerte le ha dado). Un jugador que, aunque lleva dos temporadas irregulares debido a una grave lesión, parece que ya está totalmente recuperado y con ganas de recuperar su mejor nivel.

Donde no parecen estar tan contentos, por más que el club defiende lo bueno del acuerdo, es en Can Barça. Los aficionados ven cómo un jugador que hace tres temporadas llegó por 40 millones de euros, con la vitola de crack, se marcha casi regalado a un rival (casi) directo, por una suma irrisoria. Y justo cuando más se habla de la falta de pólvora en el ataque. Se han quedado sin un solo jugador de área.

Puede que su ficha fuera de 10 u 11 millones la próxima temporada, pero traer a un sustituto no va a costar menos, y nadie garantiza que se vaya a adaptar, mientras que el Guaje, ya estaba completamente hecho a los compañeros y el sistema de juego. Habrá que ver si le junta directiva, con Rosell a la cabeza, se guardan un as en la manga para dar un golpe de efecto.

Mientras, en el Calderón se frotan las manos con su nueva adquisición. Dicen que Simeone habló directamente con Villa para manifestarle toda su confianza y que eso decantó la balanza definitivamente para decidirse por el Atlético de Madrid. Los aficionados parecen estar todos de acuerdo en que ha sido un gran negocio y que les esperan tardes de alegría y goles.

El grito «Illa, illa, illa, Villa maravilla» sonará, desde la próxima temporada, en el Estadio Vicente Calderón y, si la temporada va bien, puede que de nuevo ocupe el lugar que le corresponde en la Selección, en el Mundial de Brasil.

José Robles.

La Copa Confederaciones no tiene sentido

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Puede parecer ventajista decirlo ahora que la Selección Española la ha perdido con todas las de la Ley, arrollada por una Brasil hipermotivada que jugaba en campo propio. Sin embargo, viéndolo con perspectiva, es un trofeo que no aporta nada nuevo. 

Para entenderlo, habría que compararlo, por ejemplo, con el Mundial de Clubes. En éste se enfrentan los equipos campeones de cada continente pero, en este caso, no hay ninguna otra competición de mayor prestigio en la que puedan enfrentarse. La Copa Confederaciones enfrenta a las selecciones campeonas de su continente, pero esas mismas selecciones ya tienen un campeonato, el más importante, que es el Mundial, donde ya miden sus fuerzas y de donde sale la mejor selección del planeta.

Existen argumentos a favor de que se celebre tal competición, como asegurarse de que la sede del Mundial estará lista a tiempo, solventar posibles problemas de organización y hacer previsiones logísticas con tiempo para la gran cita. No obstante, con un calendario tan apretado, parece que al final la Copa Confederaciones acaba jugando en contra de los propios jugadores, que son los protagonistas, al fin y al cabo.

Mirándolo desde el punto de vista español, cuyos objetivos actualmente son los más altos por lo conseguido en los últimos años, la participación en esta Copa sirve de toma de contacto con el país, la afición y las condiciones climatológicas que se encontrarán en el Mundial. Es más, el hecho de no ganarla, como ya sucediera en Sudáfrica, pone de manifiesto la dificultad de alzarse con cualquier trofeo, por pequeño que parezca.

Bajar los pies al suelo y valorar esa dificultad puede resultar beneficioso de cara al Mundial, puesto que evitará relajación en las filas de la ‘Roja’. Del mismo modo, la euforia desatada en Brasil tras la consecución de la Confederaciones puede jugarles una mala pasada el próximo año. Ya se ha visto en otras ocasiones que el exceso de revoluciones y la responsabilidad acaban pesando en los anfitriones.

José Robles.

El paradigma de Cruyff

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Nadie puede negar la calidad futbolística del Johan Cruyff futbolista. Nadie puede tampoco quitarle el mérito de conseguir, como entrenador, la primera Copa de Europa del FC Barcelona, e introducir una filosofía de fútbol que acabaría reportando al club los mayores éxitos de su historia. Pero cada vez que habla, no se sabe si para apoyar a los suyos o para hundir al otro bando, se contradice a sí mismo. Y no le importa hacerlo una y otra vez.

La última perla ha sido plantear la posible venta de Messi, una vez que Neymar ha sido fichado. No parece concordar mucho esta teoría con la que hace unos años defendía: el dinero en el campo. Se habla mucho de la dictadura de Messi y de cómo se ha cargado, uno a uno, a los jugadores con los que ha compartido delantera. ¿De verdad Messi ha decidido que no quería que Eto’o siguiera en el equipo? ¿Fue Messi el que tenía mala relación con Ibra?

No conozco a Messi personalmente, pero dudo que prefiera el éxito personal a la consecución de títulos colectivos. No nos engañemos, la decisión de que esos jugadores abandonaran la disciplina blaugrana fue totalmente del entrenador. Pero son casos distintos: con Eto’o, Messi se entendía perfectamente dentro del campo, pero no había feeling con Guardiola; en el caso de Ibra, fue su ego, y no el de Messi, el que le abrió la puerta de salida.

Estoy convencido de que Messi estará más que contento de tener a su lado a un jugador que habla su mismo lenguaje futbolístico, uno que sea capaz de meter los goles que sirve en bandeja y que, a la vez, sea capaz de generarle espacios que él pueda aprovechar. Que Messi siga metiendo goles por decenas va a depender sólo de Messi. Neymar no va a meter los goles de Messi, haciendo que este marque menos; el brasileño va a meter los goles que no meten los otros.

He de confesar que, cuando se hablaba del fichaje de Neymar por el Barcelona, era un poco escéptico, pero viéndolo en la Copa Confederaciones, me ha transmitido bastante tranquilidad. Tiene calidad en el manejo del balón, pero además tiene temple y presiona la salida del equipo contrario. La sensación que me da es que le faltan los jugadores alrededor que le permitan explotar todas su cualidades y, efectivamente, parece que esos jugadores se encuentran el el Barça. 

Es curioso que Johan Cruyff sea pesimista respecto a tener varias estrellas en un mismo equipo, precisamente él que, cuando más ganó, fue con varias de ellas en su equipo. Después fichó medianías para evitar los egos, pero lo que evitó fue la calidad y los títulos. Si con Neymar en el equipo se gana otra Champions y un par de ligas, ya pueden saltar chispas entre él y Messi, que la afición estará contenta.

José Robles.

Tito Vilanova y los Thiagos

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Viendo jugar a la Selección Española, uno se pregunta si no falla algo en el cuerpo técnico del FC Barcelona. La Roja jugó ante Uruguay con una superioridad y una velocidad de balón que recordaron al mejor Barça de Guardiola, cuando el equipo contrario ni la olía. Solo recuerdo un par de partidos así en toda la temporada 2012/13, el de octavos de la Champions contra el Milan y alguno más por ahí, que más parecen un oasis en el desierto que una realidad. El otro día había 7 jugadores azulgrana en el equipo titular de la Selección. Si sustituimos los otros cuatro por Messi, Alves, Puyol y Valdés nos sale el equipo de gala del Barcelona. Entonces ¿por qué no han dado el mismo rendimiento durante todo el año?

Efectivamente, parece que todo apunta directamente al entrenador. ¿Cómo es posible que con los mismos mimbres e incluso mejores, en algunos casos, el equipo no alcance ese grado de excelencia y superioridad? No me cabe la menor duda de que, si la Selección Alemana jugase la Copa Confederaciones y se cruzase con España, esos jugadores con los que no pudieron en Semis de Champions acabarían sometidos al rodillo del tiki-taka. Sin embargo, en la competición de clubes, el Barça fue un juguete roto en manos de los germanos.

La explicación, o excusa, como se prefiera, es que el equipo llegó fundido a final de temporada y que los alemanes estaban en mejor forma, pero ¿de quién es responsabilidad el estado de forma del equipo? ¿Dónde queda la honestidad de un entrenador que asegura poner en cada partido al que mejor está o mejor rendimiento puede dar? No parece que este fuera el caso. Y lo más increíble es que ha habido jugadores que no han olido bola durante toda la temporada (léase Thiago, y especialmente Bartra, Song, Montoya y Tello), aun habiendo dado un buen rendimiento cuando sí han jugado. Esto es algo que se puede llegar a entender si la liga está apretada y te la juegas en cada jornada, pero es que tenían una distancia de 8 puntos sobre el segundo en octubre, de 10 puntos en diciembre, de 13 puntos en enero y de 16 en algún momento de final de temporada.

Es sangrante ver que algunos de esos jugadores se acaban de alzar con el Europeo Sub-21, teniendo además un papel destacado. Thiago Alcántara podría irse por una cifra irrisoria por no haber participado en el 60% de partidos. Eso no significa que tuviera que ser titular y jugar 90 minutos en todos esos partidos; con haber jugado 20 minutos, se habría cubierto ese cupo. ¿Acaso no ha habido partidos suficientes con nada en juego o ya decididos donde estos jugadores pudieran desfogarse, coger ritmo de competición y dar descanso a los titulares? No sirve llegar a un partido y cambiar medio equipo, porque obviamente no van a rendir igual. Las rotaciones deben hacerse de forma más escalonada, cambiando 1, 2 o 3 jugadores por partido en diferentes líneas.

Solo si forman parte de la dinámica habitual del equipo podrán estar metidos 100% en la competición los supuestos suplentes, y llegar más frescos al final los supuestos titulares. Llevamos toda la temporada con la cantinela de que hace falta un central para reforzar la defensa. No sé si seré el único, pero creo que la mayor parte de goles encajados han venido por pérdidas de los centrocampistas o por no recuperar la pelota pronto en la presión tras la pérdida. Es obvio que hace falta un central alto y fuerte para jugadas de estrategia, pero también que en el partido contra el Bayern los goles llegaron en jugadas y Bartra no tuvo culpa de ninguno. Si algo se le puede reprochar al joven defensa es falta de soltura, pero es que eso, nuevamente, es responsabilidad del entrenador, que debería haberle dado más minutos durante la temporada para acoplarse bien a sus compañeros y quitarse los pocos complejos que tenga.

Y nos encontramos a final de temporada con un paradigma curioso: Tenemos un Thiago de 22 años, con gran proyección, deseado por casi todos los grandes clubes de Europa, con medio pie fuera del equipo por falta de minutos; y andamos detrás de otro Thiago, de 29, que costaría un pastizal, para ocupar una plaza donde han jugado todo tipo de remiendos antes que el único central que había disponible. Estoy ansioso por ver si la próxima temporada, contando con un nuevo central, pero perdiendo al mayor de los Alcántara, el equipo llega en mejores condiciones a la fase decisiva. Creo que, sin cuestionar la necesidad de reforzar la defensa, lo que el equipo de verdad necesita es rotar a los jugadores del centro del campo en adelante, que son los que tienen que estar frescos para presionar y para desequilibrar. El cambio Thiago por Thiago puede salir caro, y no solo económicamente hablando.

José Robles.

Laporta abre la «porta»

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La historia está llena de personajes que, habiendo tocado el cielo con los dedos, se resisten a caer en el olvido. No parece suficiente para ellos ser recordados por sus logros y reclaman una y otra vez su pedazo de pastel. Les ocurre, como a algunos políticos, que pronostican un apocalipsis que, de seguir ellos, nunca se habría producido. También hay grandes deportistas que, décadas después, aparecen con cierta frecuencia en los medios para recordar que algún día fueron los mejores y, de paso, proclamarse incomparables, quizá porque les cuesta ver que los mejores hoy son otros y que las portadas ya no les pertenecen a ellos.

Viene esto a colación por la última rueda de prensa de Joan Laporta. Desde que dejó la presidencia del FC Barcelona para dedicarse a la política, no ha perdido ocasión para recordar que fue con él con quien el Barça ganó más que nunca y vaticinar el desastre total por la gestión de la actual junta directiva, con Rosell a la cabeza. Y es por ello, porque cree que la forma de evitarlo es dirigiendo él el cotarro, anuncia su decisión de presentarse como candidato en las próximas elecciones.

Nadie puede negar que con Laporta como Presidente el Barça ha ganado más que nunca, pero siendo justos, tampoco se debe obviar que en su primer proyecto, el del renacer azulgrana, Rosell era un actor principal. No en vano, fue el artífice de la contratación de Ronaldinho y Deco, jugadores con los cuales se consiguió un doblete. Pero también hay que recordarle que durante dos años de su mandato no se ganó nada.

Es de recibo reconocerle su valor en aquel momento para romper la baraja, darle el mando a Guardiola y limpiar el vestuario de «vacas flacas» que antes habían sido sagradas. Pero también se puede cuestionar la capacidad para gestionar la famosa «autocomplacencia» (termino esgrimido por él mismo) para evitar dos años en blanco y que la transición entre el equipo del doblete y el del sextete se hubiese consumado con algún título, así como evitando algún ridículo (perder la liga dilapidando una ventaja de 8 puntos, el primer año, y acabar haciendo el pasillo al Madrid una temporada después).

Rosell acabó su primer año de mandato con un doblete Liga-Champions, aunque muchos, y probablemente con razón, consideren que fue fruto de la herencia que recibió. Pero indudablemente, el equipo se encuentra en un período de renovación y, por ahora, con mayor o menor acierto, se trata de volver al Olimpo. Algunos romperían la baraja, convencidos de que es la única forma, pero el equipo no lleva dos años en blanco como para plantearse que las cosas se están haciendo mal y, por tanto, se debe cambiar de rumbo.

Laporta tuvo la oportunidad de encaminar una situación que se le fue de las manos. Pero la misión de Rosell es distinta. El actual Presidente trabaja para evitar precisamente que el equipo se descarríe. Y, si hablamos de herencias, muchos acusan a Rosell de debilitar al equipo y se rasgan las vestiduras por las marchas de Toure Yaya y Eto’o. Pero fue con Laporta cuando se marcharon. No parece justo entonces que sea él quien acuse a Rosell de la marcha de Guardiola o Valdés, cuando de su propia boca ha salido alguna vez que no forzaría a nadie a quedarse en el Barça.

También critica ‘Jan’ el fichaje de Neymar por si hay problemas de convivencia con Messi. ¿Acaso no fue él quien trajo a Ibrahimovic? Al sueco no le precedía precisamente una fama de santo, pero aún así le trajo. Fue Rosell el que tuvo que lidiar en aquel momento con ese problema de convivencia y no le tembló el pulso para hacerlo. Y todo para complacer al entonces entrenador Pep Guardiola. También fichó a Fábregas y Alexis por petición expresa del entrenador.

Parece, pues, que lo justo para sacar conclusiones sobre el mandato de Rosell es esperar a que este acabe y, entonces sí, hacer balance de títulos, gestión económica y fichajes. ¿Sería un fracaso que ganase la Liga y cayese en semis de la Champions cada año? Como decía Guardiola, en deporte se pierde siempre más de lo que se gana, y la historia le da la razón. El sextete es la excepción, bendita excepción, pero no se debe olvidar que no fue solo el juego el que les llevó a conseguirlo, también fueron pequeños detalles de suerte en momentos clave.

Por el momento, Laporta abre la «porta» a su posible regreso. Falta por ver, si llegado el momento de las elecciones, el socio le recibe con la «porta» abierta o si se la cierra en las narices.

José Robles.

Florentino ha perdido el tino

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Florentino Pérez renueva mandato en el Real Madrid, pero no queda del todo claro que hubiese ganado las elecciones de haberse presentado otro candidato con un proyecto deportivo claro. El ‘Ser Superior’, como lo llaman algunos, ha dado bandazos de todo tipo tratando de encontrar el modelo que eleve su club al Olimpo futbolístico; sin embargo, no termina de dar con la tecla.

En su primera etapa como Presidente consiguió grandes logros deportivos, con Vicente del Bosque como entrenador pero, visto lo visto, a uno le entra la duda de si realmente fue mérito suyo o fruto de la inercia ganadora del club blanco en aquellos momentos. El ahora Seleccionador había conseguido el equilibrio necesario en una plantilla con figuras, pero también con jugadores de clase media que suplían sus carencias técnicas con gran sacrificio, y así llegaron la octava y la novena.

Pero Florentino, más preocupado por el glamour que por la esencia de este deporte colectivo, decidió, aconsejado siempre por su mano derecha Valdano, prescindir del entrenador que tantos éxitos le había dado, quizás convencido de que con aquellos jugadores, cualquier entrenador podía hacer campeón al Madrid. La siguiente decisión fue la de desprenderse de Makelele, aquel pulmón del centro del campo que barría en labores de contención y daba aire a sus compañeros de delante, para que éstos pudieran sacar a relucir su calidad y pegada.

Llegó Beckham, envuelto en una aureola mediática y propagandística enorme, pero no terminaba de quedar clara su posible aportación futbolística en aquel equipo. Y no por su falta de calidad o profesionalidad (quizá fue de los que más se esforzó y corrió cuando las cosas empezaron a decaer), sino porque la plantilla dejaba de tener esa clase de jugadores que debían hacer el trabajo sucio, la clase media que no aspiraba a las portadas, sino a aportar equilibrio en el campo.

La relajación de un equipo que lo había ganado todo coincidió en el tiempo con el resurgir del Barça, que con su nueva directiva (Laporta y Rosell a la cabeza) y su nueva estrella, Ronaldinho, comenzaba a mostrar el hambre de la que había adolecido durante el lustro previo. El Madrid seguía teniendo portadas, pero no la clase de portadas soñadas por Florentino, sino aquellas que mostraban las carencias y la decadencia de su Madrid Galáctico. Las portadas del éxito habían tomado el puente aéreo.

La frustración por no saber reconducir aquello llevaron al ‘Ser Superior’ a abandonar el barco con el pretexto de que su tiempo allí había acabado, que ya había puesto los cimientos para que el Madrid recuperara su sitio (¿les suena?) y que el que viniera detrás solo tendría que continuar con el trabajo. Y los que vinieron, siempre envueltos en la polémica, pero con la suerte de cara, montaron un equipo que, sin grandes aspiraciones, y coincidiendo con la relajación de las estrellas blaugrana, se alzaron con dos ligas seguidas. Aunque no podrían levantar la tercera, tras la llegada de Pep Guardiola.

Y fue entonces cuando Florentino Pérez vio la ocasión de volver por la puerta grande, como salvador, otra vez, del Real Madrid. Con lo que no contaba era con que el Barça, previa limpieza de estrellas apagadas, no había hecho más que iniciar uno de los ciclos más exitosos que se recuerdan en la historia del fútbol. Florentino pasó entonces a obsesionarse con desbancar al Barça, olvidando lo realmente importante, que es la planificación propia, el trabajo bien hecho.

Decidió lanzarse a los brazos de Mourinho, y el final de esta historia es bien conocido por todos. Ahora, el Madrid se encuentra sin timón ni timonel. El Ser Superior repite hasta la saciedad el mismo discurso caduco, mientras se le pone cuesta arriba conseguir al entrenador deseado: Carlo Ancelotti. Ahora apunta a Zinedine Zidane, referente futbolístico de la última época dorada del madridismo, como posible ocupante del banquillo. Mientras, trata a la desesperada de atar la renovación de Cristiano Ronaldo. Nos espera otro verano interesante. Habrá que ver si la temporada 2013/14 empieza con la esperanza de la tan ansiada ‘Décima’.

José Robles.

El Neymar de los huevos de oro

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El juego de palabras en el título es intencionado y tiene varias lecturas. Después de dos años siguiendo a Neymar, el FC Barcelona ha fichado al brasileño. No ha sido fácil. En 2011 se produjo la eclosión de este jugador y fue el Madrid, por medio de su Presidente, el que primero golpeó, llegando a pasar reconocimiento médico con el club blanco. En esos momentos, Sandro Rossell, en una astuta maniobra, y haciendo uso de sus contactos en Brasil, torpedeó la operación, garantizándose además un acuerdo por el cual el jugador se comprometía a jugar en el Barça en caso de abandonar su club al finalizar su contrato en 2014. No obstante, se habla de la existencia de un contrato por el que, si el jugador acababa recalando en algún otro club, tendría que indemnizar a la entidad catalana. Conjeturas aparte, la realidad es que al final el ya ex-jugador del Santos se enfundará, desde la próxima temporada, la elástica azulgrana. Pero surgen voces (autorizadas y no tanto) que cuestionan la idoneidad de fichar a Neymar, y se plantean varios interrogantes.

El primero viene dado por la planificación deportiva del Barcelona. Durante toda la temporada se ha hablado de los desajustes defensivos y de la necesidad de contratar un central de primer nivel que garantice no solo un alto rendimiento, sino también una mayor competitividad en la zaga y, por tanto, suba el nivel de los que ya están aquí pero, por distintos motivos, no han rendido cómo se esperaba de ellos. La debilidad en jugadas de estrategia hacía pensar que un defensa alto, y que vaya bien por alto, era la prioridad en este mercado de verano (dicho por el propio Tito Vilanova). Se barajan muchos nombres, pero lo que cabe preguntarse es el tipo de central que se busca: ¿uno técnico y buena salida de balón o uno rápido y que se anticipe bien?

En segundo lugar entran las posibles bajas en la delantera. Parece que Villa es el que más papeletas tiene para abandonar la disciplina culé este verano. La cuestión es que Neymar tiene unas características muy distintas a las del Guaje. Si éste se va y nadie le sustituye, la delantera azulgrana estará compuesta por extremos (contando con que Messi era originalmente extremo derecho), pero ningún jugador de area, cazagoles y que vaya bien de cabeza. Se habla mucho de que el mejor Plan B es ejecutar bien el Plan A, pero resulta que cuando mejor ha funcionado el Plan A ha sido cuando en la delantera ha habido jugadores con la portería contraria entre ceja y ceja, y que con el mismo ahínco presionaban la salida de balón del contrario. En este aspecto parece que el equipo ha dado un paso atrás.

Otra cuestión son los egos. Johan Cruyff  ha dicho recientemente que no es conveniente juntar a dos gallos en un mismo gallinero. Cabe recordarle que Neymar ya no lleva cresta y, por sus declaraciones, parece que tiene bastante claro dónde se mete. El Barça actual tiene un líder indiscutible sobre el terreno de juego, que es Messi, pero además está bien escoltado por jugadores de referencia mundial, y campeones de todo, como Xavi e Iniesta. Si la adaptación es buena, la samba podría estar de vuelta en un Camp Nou que recuperó su esplendor, no hace tantos años, gracias a otro brasileño: Ronaldinho, quien apadrinó al argentino desde que puso un pie en el primer equipo. En este caso le tocará al cuatro veces Balón de Oro ser el que transmita su experiencia.

Por último está el marketing. Hay jugadores que tienen tanto tirón fuera como dentro de los terrenos de juego, y ahí Neymar es hoy en día uno de los más cotizados. Uno de los objetivos de esta directiva, además de recortar en gasto, era ampliar las fuentes de ingresos del club. En este caso no queda muy claro si los derechos del brasileño serán compartidos con el Barça, pero lo que está claro es que el hecho de militar en las filas azulgrana servirán al club para abrirse hueco en nuevos mercados, especialmente el brasileño, y promocionar la marca Barça aún más. «Neymarketing», como le llaman algunos, podría convertirse en la nueva gallina de los huevos de oro en el mundo del fútbol y, si un equipo puede salir beneficiado de ello, no es otro que el equipo para el que juegue.

José Robles.